Conversé con el ingeniero Jaime González
Palacios, en junio de 2013. Él fue el Secretario de Planeación Municipal de Cajicá en el año
que fue diseñado el primer PBOT. ¿Quiere saber por qué renunció antes de la
aprobación del Acuerdo 008 del 2000?
Por Edilberto
Sastre
El Observador de Cajicá
entrevistó al ingeniero Jaime González Palacios, Secretario de Planeación
Municipal durante la Administración del Alcalde Álvaro Ayala Morato, y quien
fue el responsable del primer PBOT de Cajicá hasta el momento en que se vio
obligado a renunciar debido a lo que él consideró eran “elementos irracionales
introducidos arbitrariamente en el diseño del Plan y que no correspondían con las
necesidades del municipio”.
La población tiene
dificultad para entender lo que es un Plan de Ordenamiento Territorial. De
hecho se trata de un tema permeado de complejidades técnicas, lo cual obliga al
uso de un tipo de lenguaje que termina por hacer de él algo excesivamente
abstracto y, en muchos casos, obscuro. ¿Cómo explicarlo de manera simple y que
todos entiendan?
Para el ingeniero
González, se debe usar un lenguaje sencillo, pues para él, “el PBOT, no es otra
cosa que una forma de organizar la manera en que el sentido común entiende lo
que debe ser su municipio. Es algo simple de entender si hay voluntad política
de explicárselo a la población y algo complicado si hay intereses que pueden
aprovechar la falta de información”.
¿Qué puede ser un PBOT?
Según el exsecretario,
se trata de la aplicación de la Ley 388-1997 sobre el desarrollo territorial. Es
un estudio que le debe permitir a un municipio verse en el tiempo y poder
pensar su desarrollo a mediano y largo plazo. Hace posible el seguimiento
administrativo y legal de todos los elementos físicos, espaciales,
administrativos, económicos, entre otros, diseñados en el plan. Es una carta de
navegación que traza un camino con esos componentes y que al diagnosticarlos
identifica rumbos para el desarrollo en una secuencia que se puede ir
monitoreando y modificando cuando es necesario.
Un tema
fundamental para González es el de la vocación del municipio debido a que identifica
las principales potencialidades. Es decir, establece en qué actividades
dinámicas, económicas, sociales y culturales las gentes del municipio pueden realizarse
mejor, teniendo en cuenta las características del suelo, sus usos, los agentes
presentes, las vulnerabilidades y los riesgos presentes. La vocación determina “qué
es lo que somos y qué es lo que queremos ser en el futuro”.
Otra forma de
entender la función de un PBOT es verlo como una forma de establecer un modelo
de municipio a largo plazo. “Por lo tanto es una visión de la ciudad que
queremos ser si seguimos un rumbo determinado al desarrollar los potenciales
identificados en la vocación”, afirmó. Un ejemplo. “Si decimos que la vocación
del municipio es agrícola, entonces, tenemos que ir determinando en los Planes
de Desarrollo instrumentos que le permitan a los agricultores realizar su
trabajo eficientemente, eso puede significar la construcción de un circuito de
riego, la manutención de los vallados, el fortalecimiento de los locales de
mercadeo, la prohibición de uso de tierras cultivables para otros fines, etc.”
Lo que NO debe ser
González dijo que
no debe ser una colcha de retazos. Un PBOT que mira el territorio de manera
fragmentada introduce complicaciones en el futuro. El municipio debe ser
observado integralmente y no como si lo urbano y lo rural fueran espacios desconectados.
Lo mismo debe ser con los aspectos económico y social, la infraestructura y la
capacidad de crecimiento, los recursos humanos y financieros. Todos estos
aspectos deben ser complementarios y armonizados. De lo contrario el PBOT puede
ser un factor de desorden físico y social.
Otro aspecto a
tener en cuenta es la relación del territorio municipal con los territorios
fronterizos y regionales. “Tener una
visión local, es decir, de la realidad interna del municipio, debe ser
complementado con una visión regional. Hay que saber qué pasa con la dinámica
alrededor del municipio. En el caso de Cajicá eso es muy importante,
básicamente porque el PBOT de Bogotá, va a determinar mucho de lo que pueda ser
hecho con el PBOT local. No tenerlo en cuenta y no dialogar con quien
corresponda, establece un punto ciego que no permite ver las dinámicas externas
que afectan positiva o negativamente nuestro territorio”, dijo el ingeniero
González.
Para él, el diagnóstico
debe ser lo más completo posible, relacionando todos los temas que hacen parte
de la realidad municipal (salud, educación, vivienda, medio ambiente,
seguridad, vías, infraestructura de servicios básicos, espacios públicos, zonas
de riesgo, etc.).
“Esta caracterización generalmente es hecha de
manera cuantitativa. Eso no es suficiente. Se hace necesaria una visión
cualitativa de la realidad a través de indicadores que permitan hacer monitoreo
permanente. Especialmente después de 12 años. Debe ser a la luz del primer PBOT
y de las modificaciones que fueron realizadas”. Así, aprovechó para preguntar: “¿Se
ha aprovechado para el estudio en proceso el PBOT del 2000 y las modificaciones
que le fueron hechas? ¿Hay un seguimiento de lo que se hizo en esos ejercicios?
¿Cuál es la evaluación del anterior PBOT?”. Quedan esas preguntas para las
autoridades municipales.
Afirmó también que
“un PBOT NO debe ser apenas una forma de valorizar el suelo al transformar lo
rural en urbano. Casi todos los alcaldes sueñan con facilitar la vivienda de estratos
4, 5, o 6 con el fin de poder cobrar más impuestos. Piensan que esa es la fórmula
para aumentar los ingresos municipales, pero no tienen en cuenta las
consecuencias de llenar el municipio con esos nuevos habitantes y las demandas
que ellos harán en términos de servicios, empleo, salud, educación. Lo que
pagarán de impuestos será insuficiente para atender la nueva demanda”.
Lo que termina siendo
Hacer un estudio
para establecer un Plan de Ordenamiento Territorial implica conciliar una gran
cantidad de información técnica con las opiniones y saberes de la población.
Eso es lo que le confiere legitimidad, pues, sin la participación ciudadana,
afirma el ingeniero González que “no pasa de un cúmulo de tecnicidades que
difícilmente reflejarán los verdaderos anhelos de los habitantes para los
cuales se realiza”.
Sin embargo,
reflexiona: “hay que reconocer que existen muchas dificultades para hacer
grandes convocatorias. Muchas veces la participación trae un exceso de
intereses que son contradictorios y que introducen irracionalidades. Se trata
de un ejercicio desgastante. Por falta de una metodología que abarque esa
complejidad, un PBOT termina siendo apenas la suma de los intereses de actores
con poder económico o político. Es decir, el PBOT se convierte en un consenso
privado y no en un consenso colectivo de carácter público. Así se aprueban e
introducen elementos que responden a intereses de grupos de poder específicos.
Así no se piensa el territorio, sino intereses específicos en el territorio, lo
cual hace que el PBOT introduzca irracionalidades que después tienen
consecuencias perversas para la población en general”.
¿Por qué renunció?
“En el 2000 se
aprobó el primer PBOT de Cajicá. En la medida en que avanzó el estudio y fueron
definiéndose los elementos que configurarían el Plan, fueron apareciendo
elementos ajenos a lo que los levantamientos técnicos indicaban. Intereses de
actores específicos introdujeron irracionalidades que después trajeron
problemas a Cajicá”, dijo el ingeniero Jaime González.
¿Cuáles fueron algunas
de esas irracionalidades? “Entre otras, recuerdo que fue autorizado suelo rural
para construcción de vivienda de interés social cuando se tenía área urbana
suficiente. Esto apenas para cumplir acuerdos políticos adquiridos. Hoy esas
áreas viven una situación grave y son motivo de constante preocupación.
También se aprobó
la construcción de un condominio en área de riesgo cerca de la ronda del Rio
Bogotá. Con el tiempo sufrió con las inundaciones que afectaron la calidad de
vida de los que compraron esas casas. Como esas, muchas irracionalidades fueron
aprobadas que no eran resultado del estudio sino de los intereses políticos
dominantes en la época”.
¿Y ese fue el
motivo de la renuncia? “Sí. Para mi resultó inviable defender ante el Consejo
Municipal esas arbitrariedades que desconocían todo el trabajo realizado.
Resultó imposible defenderlas y salir ileso éticamente. El primer PBOT de
Cajicá es un reflejo de lo que NO debe ser hecho, porque después no hubo cómo
evitar las consecuencias negativas que sufre la población de Cajicá hasta hoy.
Ojalá el nuevo PBOT no presente las mismas o peores irracionalidades”,
concluyó.
Frases para
resaltar
“Un PBOT es una
forma de establecer un modelo de municipio a largo plazo. Pero aún no llegamos
a eso, no tenemos un modelo para Cajicá”
“Casi todos los
alcaldes sueñan con facilitar la vivienda de estratos 4, 5, o 6 con el fin de
poder cobrar más impuestos”.
“Hay que reconocer
que existen muchas dificultades para hacer grandes convocatorias. Ni las
autoridades ni los consultores saben bien cómo atraer la población para
participar del proceso”.
El primer PBOT de
Cajicá es un reflejo de lo que NO se debe hacer.
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